jueves, 5 de febrero de 2015

CONCLUSIÓN

El universo, todo un lugar por explorar. Un lugar enorme y que sigue en expansión tras millones de años. ¿Seremos el único planeta con vida que haya? Es algo poco probable teniendo en cuenta la gran expansión de territorio que nos rodea. Galaxias, planetas, cuásares...existen muchos lugares por dónde empezar a buscar. Aunque tampoco es necesario irse muy lejos, en Marte, nuestro planeta vecino, diferentes investigaciones han encontrado restos de vida. No es necesario que la vida sea inteligente para que sea vida, una simple bacteria ya lo es. Como ya hemos visto en el blog, unos científicos rusos han hallado un tipo de bacteria capaz de vivir en el espacio. Ésta soporta bajas temperaturas y sobrevive con escasez de oxígeno. Sorprendentemente consigue reproducirse aunque con mayor lentitud. La presencia de metano también es un indicador de que puede haber vida, ya que esta molécula puede haber sido producida por algún tipo de organismo. ¿Quién sabe si más allá de nuestra galaxia existe un planeta dónde hay vida? Eso es algo que desconocemos, y seguirá siendo así hasta que se descubran medios más avanzados para emprender la búsqueda. Es una búsqueda larga y no será rápida, pero es probable que se encuentre algo. La ciencia no puede cerrar sus puertas a algo que todavía no puede demostrar.

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TISSINT, EL METEORITO PROCEDENTE DE ACTIVIDAD BIOLÓGICA EN MARTE.

El meteorito, llamado Tissint, fue arrancado de la superficie de Marte hace unos 700.000 años, seguramente debido al impacto de otra roca contra el suelo marciano. Tras su larguísimo vuelo, Tissint cayó finalmente en el desierto de Marruecos, en la región de Guelmin-Es Semara, el 18 de julio de 2011. Su trayectoria de impacto fue seguida por numerosos testigos. El meteorito, tras su entrada en la atmósfera, se rompió en numerosos fragmentos de los que hasta ahora se han recuperado varios, con un peso total de unos 7 kg.

Bajo el microscopio, puede verse que la roca tiene un gran número de pequeñas fisuras o grietas, que están rellenas de un material muy rico en carbono. Varios equipos independientes de investigadores han llegado a la conclusión, tras sus análisis, de que el origen de ese carbono es inequívocamente orgánico. Es decir, que procede directamente de una actividad biológica. Lo que aún no se sabe con certeza es si esa actividad biológica tuvo lugar, o no, en el propio Marte.

Los análisis químicos, microscópicos y de isótopos llevados a cabo hasta el momento han llevado a los investigadores a sugerir varios posibles orígenes para ese carbono. El origen terrestre (es decir, que se trate de una contaminación producida después de que el meteorito cayera en Marruecos) queda completamente descartado. Ese carbono se depositó en la roca, sin duda alguna, antes de que ésta abandonara Marte.

Y el equipo dirigido por Gillet desafía también algunas investigaciones previas (como la publicada por Steele en Science en 2012) que sugieren que el carbono pudo originarse durante la cristalización, a muy altas temperaturas, del magma. Según el nuevo estudio, sin embargo, la explicación más probable es que un líquido muy rico en componentes orgánicos de origen biológico se infiltrara en las rocas, a bajas temperaturas y muy cerca de la superficie de Marte.

JÓVENES CIENTÍFICOS INTENTARÁN CREAR VIDA EN MARTE ANTES QUE LA NASA.

El equipo Seed, cuya base de operaciones se encuentra en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Oporto, ganó un concurso de proyectos para experimentos en Marte organizado por Mars One, fundación privada que ambiciona construir una colonia en este planeta y ocuparla a partir de 2025.Miguel Ferreira, uno de estos jóvenes ingenieros portugueses, afirmó recientemente que las plantas pueden ser imprescindibles para los "sistemas de soporte vital" si se quiere pensar en llevar humanos al planeta rojo. No todos los proyectos finalistas en el concurso proponían llevar seres vivos a Marte, explicó Ferreira."La dificultad será que el nivel de gravedad en Marte es más bajo que en la Tierra"La planta utilizada en el experimento será la Arabidopsis thaliana, de la misma familia que la mostaza, ya utilizada en experimentos de la Estación Espacial Internacional gracias a su rápido crecimiento y a sus semillas de pequeño tamaño, aunque se baraja incluir además otras especies como la rúcula. Cuando la nave llegue a Marte, el equipo Seed activará por remoto su sistema para proporcionar calor y agua a las semillas congeladas que viajarán en ella, controlando con fotografías todo su proceso de germinación y crecimiento, según Ferreira. Está previsto que el desarrollo y construcción del prototipo del sistema termine en dos años.

ACTIVIDAD SOPA